Aurora
Aurora
es una joven con un rostro donde los atardeceres se han colgado al ser
observados desde una montaña, su voz aflautada con ese leve juego de aire en
sus dientes y la forma de sus labios al abrazar cada una de las palabras
aprendidas en el seno de su tierra, Aurora llora, grita en el poco español
aprendido, grita que no le quiten sus cosas, llora, es agarrada por dos
oficiales lacerando la piel de sus brazos, se siente entre sus garras, garras
sedientas de su justicia, llora, Aurora llora, no sabe la razón, llegó como
todos los días al Centro a vender sus cosas, dulces y pulseras, dulces hechos
por la abuela con los pocos centavos que le llegan a sus manos, pulseras donde
ella y su abuela, Jacinta, doña Jacinta, Titina para Aurtora, se reúnen frente
al fogón a hilarlas, hablan de su día, Aurora le habla de un vestido turquesa
con mucho vuelo para festejar su cumpleaños, doña Jacinta le promete, de
cumpleaños, cocinar aquellos frijoles que tanto le gustan a su nieta, Aurora,
llora, los oficiales decomisan su mercancía, dicen decomisar como un hermoso y
glorioso eufemismo de hurtar, le muestran en un papel, diciendo con aire en
pecho, que por órdenes de nuestro presidente municipal el Centro deberá ser
limpiado en su imagen urbana para fomento del turismo y bienestar ciudadano,
Aurora no entiende, lleva años vendiendo sus pulseras y dulces en ese
rinconcito, entre los arcos y acompañada de la música de don Chepo cuando
limpia las calles en su carrito barrendero, Aurora es arrojada al pavimento como
siendo desechable, llora humillada, sus lágrimas no son de tristeza, llora de
rabia, de impotencia, Titita la espera y no quiere decirle que llegaron
personas uniformadas para marcar su nombre con la palabra criminal,
exhortándola, otro bonito eufemismo para amenazar, exhortarla a no vender
pulseras y dulces o será mandada a la comisaria, encarcelada, por ser una
criminal que rompe las leyes de no ser la imagen urbana apropiada para el
turismo y el bienestar de la ciudadanía ante el mandato draconiano de una
persona que nadie conoce, nadie le recordará, nadie lo eligió, pero siente que
Dios lo colocó ahí para ser su heraldo de justicia y bienestar, Aurora se
limpia las lágrimas, su rostro de atardeceres desde montañas tan silenciosas y
llenas de vida, ese rostro de Aurora se mancha con tierra, lágrimas y
humillación, Aurora es una criminal en potencia por vender pulseras y dulces en
el Centro, esto debe servir de advertencia a cada persona, deben cuidarse de
Aurora porque ante los ojos de una municipalidad, ella es el enemigo y nos hará
daño a todos. Gracias a nuestro presidente municipal por protegernos, que dios
me lo bendiga mucho.
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Luis
Antonio González Silva (@cuervocaos)
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