Tres: un poema
Poema ganador del segundo lugar en el XV
Concurso de Cuento, Poesía e Historieta; de la Universidad Autónoma Metropolitana,
campus Azcapotzalco (UAM-A), México.
I -
FUEGO, DULCE DE MEMBRILLO
¿Por
qué cada que te veo
viene
a mi boca el sabor del dulce de membrillo?
Te
pienso dulcemente.
Sí,
debe ser eso.
Los
besos son dulces antes de arder en fuego, mujer,
dulces
que se derraman por los labios,
para
beberlo en el cuerpo de quien son derramados.
Ternura
que comienza a latir cada vez más fuerte, más rápido.
Es
el fuego que va creciendo para recorrerte por completo,
inundarte
de mí, explorarte.
Descubrir
la flor que se abre
y
sentir su aroma, su sabor, su esencia destilarse.
Beber
de ti, saber de ti
y
quitar el velo de misterio
de
ese bosque perfumado tan secreto.
Ser
invadida por el fauno que exige estar en ti.
Verte
cerrar los ojos
y
sentir que debajo de ellos tienen mi imagen.
Que
sientes, como mi cuerpo entra en tu cuerpo lentamente.
¿Y
por qué no?
...entonces,
déjate consentir.
Con
letras, déjate consentir.
Déjate
acariciar por las palabras,
que
jueguen en tu piel.
Sentir
como reaccionas
y
como te van penetrando poco a poco el alma.
Despertar
en ti aromas cítricos con estas palabras,
respirarlos,
bañarte de aromas.
Cerrar
los ojos e imaginarlo todo.
Sentirte
temblar como el reflejo de una luna
en
un estanque que es perturbado por el mover de las manos.
Frágil
eres pero fuego también.
Hasta
mis labios se muestran húmedos por imaginarte,
por
tener en ellos tu sabor.
Absorber
tu calor con mi aliento.
Hacerlo
mío, y regresártelo en un beso.
Mis
manos se desprenden de mí
para
explorar cada detalle tuyo
y
dejarte en la piel mi nombre con caricias
mientras
que las manos de mis ojos te hacen mía.
Darme
cuenta que tu valle me da la bienvenida
para
nadar en ti, plácidamente,
hacer
temblar la luna que descansa dentro de ti
con
el sol que brota de mí.
Jugar
a ser un corazón que late a distintos ritmos
aunque
sabemos que cada uno es un corazón:
Corazón
secreto el tuyo, corazón expuesto el mío,
Hacer
música con dos cuerpos que se hacen uno.
Vaivén
de ritmos... ¡todo!
Sentirnos
destilar,
abrazarnos
profundamente para no dejarnos escapar.
II -
SILENCIO
Si
me besas, me derretiría en tus brazos, mujer.
No
me querrás derretido
porque
me entrego al momento,
me
dejo llevar cuando me derrito, mujer,
porque
me meteré en cada poro de tu piel.
Te
recorrería como un laberinto,
tocaría
todo, cada parte de ti.
Verme
en tus pupilas que se dilatan,
que
se abren luego como si quieras atraparme en tu mirada.
Puede
ser hermoso, creo yo, es hermoso
salir
con tu ahora, con tu perfume de amapola
que
hace danzar sus pétalos.
como
llamándome, diciéndome, guiándome el camino hacia a ti.
Sumergirme
en ti,
ser
abrazado por el ritmo de tu sangre.
Empatar
mi corazón con el tuyo.
Un
sólo ritmo carmesí fluyendo en dos cuerpos.
Saber
que eres cálida, sentirte cálida en la humedad que me entregas.
Morder
tu piel por la sensación que tengo famélica de ti.
Pide
que te haga el amor.
Pedírtelo
será hermoso, pero prefiero que tus labios
y
tu cuerpo hablen por ti, mujer.
Morder
tus labios, derramarlos en mi boca.
Escucharte
decírmelo.
Aprisionarte
con mis manos, mi cuerpo.
No
dejarte ir hasta saber lo que dicta tu cuerpo.
Tu
piel responde, tus manos, tus senos.
Tu
boca ya saliva...
rompe
el silencio de esto.
Rompe
la oscuridad y entrégame a la luz.
III - UN
SOLO CORAZÓN
..alzo
tus brazos para buscar tus manos
y
aprisionarlas con las mías.
Te
extiendes ante mí, eres mía.
Te
beso, nos entregamos. Estás húmeda,
puedo
sentir el mar embravecido qué me pide.
Siento
como tus piernas se mueven, se inquietan.
Mi
fauno te busca, te roza y me sientes muy cerca.
Cuando
siento que tus piernas se extienden
como
las alas del cisne,
es
cuando obtengo el despertar de cazarte,
atraparte
y hacerte mía.
No
hay tregua, estoy dentro de ti latiendo sintiéndote latir.
Fuera,
dentro, dentro, fuera...
espasmos,
me abrazas con tus piernas
y
me das la pauta para seguir penetrándote.
Mi
aliento a tu cuello, te muerdo.
Cierras
los ojos me sientes dentro
y
cada vez más adentro.
Te
escucho, tu voz se corta;
gritos
secos que se llenan de pausas,
haces
cada vez más grande nuestra humedad, la escuchamos.
Mi
vientre arde
y
puedo sentir que surge un calor dentro de ti.
Pauso
mi movimiento, y en eso, abres los ojos para volcarte en mí.
Me
giras, el cazador resulta la presa en estos momentos.
Sometido
ante la amazona.
Tus
manos en mi pecho,
sentir
el mover de tus caderas sobre mi miembro.
Mis
manos se adhieren a tus muslos y piernas.
Te
mueves, saltas levemente.
Tu
cabello esconde tu rostro
y
me acaricia el pecho como el rostro.
Me
incorporo, sentados los dos
pero
seguimos dentro uno del otro.
Nuestras
piernas hablan su lenguaje subversivo,
se
anudan, como si se conocieran
como
si hubieran sido creadas para ese momento.
Tu
rostro frente al mío, los dos muy juntos.
Tus
manos arañando mi espalda,
mis
manos acariciando la tuya pero sujetándote de las caderas.
Nos
movemos tiernamente nos humedecemos más.
Tomo
tus piernas,
sabes
que quiero jalarlas para estar encima de ti,
terminar
yo estando encima de ti.
Voy
a tu oído, lo beso, lo muerdo.
Te
digo: Mujer, dímelo... pídemelo...
¡Lo
dices!
Jalo
tus piernas y tu espalda va hacia atrás.
Estoy
sobre ti,
entro,
te
penetro,
rápido,
intenso.
Puedo
ver cómo te mueves por embestirte.
Te
siento, me sientes... ¡rápido!,
más
rápido. Eres mía, te penetro.
Cada
vez más fuerte, más dentro.
Gritas,
gritas más.
Alzas
tus piernas, sigo penetrándote.
Fuerte,
fuerte, rápido... ¡intenso!
Tomo
tus manos con mis manos, eres mía totalmente.
Te
muerdo...
no
dejo de penetrarte,
¡fuerte!
Hasta
que tus piernas se llenan de espasmos
y
tu boca entrega un grito sordo...
nuestra
humedad estalla, nos envolvemos en un instante.
Me
sientes cálido, te derramo, nos derramamos.
Fuego,
solo fuego.
Nuestra
respiración se corta.
Sigo
dentro y latiendo en ti.
Nuestros
cuerpos se abandonan,
no
sabemos de nosotros mismos
pero
sentimos como nos hemos hecho uno.
Nuestros
corazones acelerados se abrazan buscando su calma.
Me
retiro, te giro un poco para abrazarte
poner
mi mano entre tus senos,
abrazarte,
acariciarte para que nuestra respiración se calme.
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