En esta noche, ya fuera de todo ruido que
la ciudad pueda entregar, es cuando me siento en mi habitación a oscuras para
tener un poco de calma, sentir paz en mí y dejar mis demonios jueguen un poco y
dancen en esta oscuridad. Enciendo un cigarrillo y la llama de mi encendedor
ilumina por un instante las negruras que me acompañan; el cigarrillo deja
escapar un sutil humo que como hilo se teje en el espacio para que mi mente
haga una divina telaraña. Aquí, con la brasa ardiendo iluminando tímidamente
mis pensamientos es cuando comienzo a recordarla, a sentirla fluir lentamente
en mí.
Siento su cuerpo latir junto al mío, sus
manos acariciar mis hombros y espalda, sentirla ahora destilarse en mí. Sus
labios sobre mi piel, su aliento cálido como una mandarina recién cortada; su
cabello acariciar mi rostro sometido a sus besos. Ella me abraza, cierra un
candado con sus brazos sobre mí. La abrazo para no dejarla ir, soñar que no se
irá y sentirla en mí fluir. Nos besamos para confesarnos todos y cada uno de
nuestros pecados, encontrar juntos la gloria que nos ha acompañado en tantas
noches que nos entregamos. Siento tu cuerpo desnudo tratando de entrar por mi
poros que desean atraparte, siento tu cuerpo gritar su calor y unirse a mi
cuerpo famélico de ti, amor. Nos mostramos libres, sinceros y llenos de deseo.
Estamos ahí, estamos ahora con el amor entre nuestros cuerpos esperando unir
los corazones. Mujer, tu corazón secreto recibe y abraza mi corazón expuesto
para unirnos y crear un solo corazón, un corazón que por un instante nos
llevará la muerte pequeña, a la muerte contigo, corazón abierto.
Nos hacemos uno, nos fusionamos lentamente
al pasarnos de tu cuerpo al mío, nadando de regreso en nuestros ríos. Queremos
desgarrarnos la piel, descubrirnos por completo. Estallar al momento, como dos
estrellas colisionando en la inmensidad del vasto universo. Eres mía, soy tuyo,
somos uno; cambiamos de alma, de cuerpo y detenemos el tiempo.
El cigarrillo se ha terminado, la oscuridad
es plena y despierto de esta fantasía, sueño de ti. Suspiro tranquilamente con
la última bocanada de humo que aún vive dentro de mí. Sentado ahí, llevando la
cabeza hacia atrás para el cielo imaginario admirar, ahí, contemplando como mis
demonios se han cansado de jugar y sentir que la vida me abandonó por un
instante por tu cuerpo recordar. Esta noche te pienso una vez más, porque ya no
quiero tenerte en mí; quiero que mis cigarrillos los pueda fumar en paz.
2 comentarios:
Waooooooooooo !
Waooooooooooo !
Publicar un comentario